martes, 19 de mayo de 2009

Adaptaciones Una mirada desde las Kinesiologías Energéticas.

El mundo que nos rodea y la vida están siempre enviándonos estímulos, inclusive cuando dormimos, estamos en un mar de estímulos cotidianos...

Tu jefe te reprende por un error en tu trabajo, y lo vives llegando casi al llanto, que vuelves a retener como cuando eras pequeña ante la severa reprimenda de tu padre.
Al día siguiente amaneces con jaqueca, dolor de oído y un principio de algo así como gripe, no recuerdas la situación del día anterior, pero tu cuerpo si, él está tratando de adaptar la situación vivida y como ya estas “harta” de tanto trajín no puedes mas que bajar tus defensas, y te preguntas “¿Que tengo ahora?” mas lo que necesitas es salirte de la escena de confrontación y preguntarte ¿que es lo que me hace falta?.

El cuerpo está finamente adaptado a la recepción de estímulos, estos son interpretados por neuroreceptores que perciben el cambio de temperatura, la presión sobre la piel, el sonido, los sabores, los olores, y de los sucesos que tienen implicancia en nuestras emociones que lo vivimos desde el cristal de nuestras creencias y desde la imposibilidad que nos presentan nuestros bloqueos.

Todas estas percepciones que hace nuestro biosistema y lo que entendemos de lo que nos está pasando se transforma en lo que mostramos como carácter y como somos en reacción y respuesta, mentira piadosa de la no manifestación de lo que somos en realidad, no podemos manifestarnos como somos en esencia.

Cuando hay algo que se vive como conocido es porque se hará junto a toda la experiencia similar a la nueva situación; si es totalmente nueva será un aprendizaje con carga emocional positiva o negativa según como podamos afrontarlo, esto es lo que llamamos adaptación.

Hay momentos en que no podemos tener respuesta positiva ante lo que vivimos pues nos sentimos inhibidos en la reacción, nos sentimos sin opción, en estos casos la misma adaptación es la respuesta, ya que no podemos dejar de comunicar al entorno, es como que si quisiéramos estar en silencio en un espacio público, entonces lo diremos gestualmente, mirando por la ventana.

Siempre estamos comunicando.

Ante una situación en la que sea imposible reaccionar lo comunicaremos con la adaptación misma, inhibición ante la respuesta, o con error en la percepción; percibimos pero no lo percibimos como es en realidad.

El biosistema se irá adaptando acumulando adaptación sobre adaptación como la carga de la mochila que sentimos en los hombros o el ardor estomacal o la repentina palpitación cardiaca.

Pero en algún momento comenzaremos a sobreadaptarnos y esto hará con el tiempo que el cuerpo ya no pueda adaptarse en la sobrecarga de estímulos, y empleará la enfermedad como medio de resolución o señal de alerta.

Por eso cuando hay un síntoma, no estamos ante una sola causa, sino a varias de ellas, y en lugar de taparla, debemos entender que nos falta, que parte de nosotros no puede con... y porqué, donde, cuando y que requieres para resolverlo.

Todas estas respuestas las dan las Kinesiologías energéticas como es el D.E.I. entre ellas.

Tenemos herramientas para descargar la sobrecarga y mejorar con creces nuestra calidad de vida, y sentir que estamos vivos en lugar de sobrevivir.

Vivimos en un mundo de superestímulos, el hombre de hace cien años apenas, no tenía toda la sobrecarga electromagnética y radial que tenemos hoy día sin mencionar otras tantas de índole industrial, telefónica, química, radiactiva, e información de los medios de comunicación.
Como ejemplo nuestros abuelos tenían como mínimo Trescientos agentes químicos menos en sus organismos en relación a nosotros provenientes de los alimentos industrializados. (Estudios realizados en Silicon Valley).

Tomar conciencia de nuestro bienestar es importante.

Cuando percibimos al mundo y a lo que nos acontece, lo hacemos a través del cristal de nuestras adaptaciones y esto implica la distorsión de percepción.
No somos nosotros sino nuestra posibilidad de sentir, oír, y ver la vida. Cuanto menos sobrecarga tenemos, mas podemos expresar nuestro propio Ser y desde la personalidad sentir la vida, recuperando la facultad del asombro. De lo contrario estamos escindidos de percibir nuestra propia existencia.

En consulta es común que me digas que sientes opresión en el pecho o sientas ardor estomacal, dolor de cabeza, o algo no está bien con mis emociones, me siento con mucha angustia.
Luego de la sesión o de un par de ellas, te das cuenta que el síntoma se fue o mejoró y de repente tienes en escena lo que no pudiste afrontar hace ocho años atrás que está en vigencia por algo que lo trajo a tu vida actual en resonancia y en similitud con lo que viviste hace unos días.

Tienes alergia al frío, y una impronta de sobreprotección en la infancia, que te lo recuerda cada vez que sientes el aire frío y te preguntas:
¿Donde está mi suéter tejido por mi madre?,
te adaptas teniendo la orden interna de sobre arroparte, y si tienes un suéter menos te resfrías, estás “adaptada/o” por la situación vivida en la infancia, cuando lo reconoces recuperar la energía para enfrentar realmente al frío, o vives la situación mejor adaptada/o.

Los ejemplos son infinitos, como la vida.

Eduardo Juan Breitenberger
CFt abrl 2008

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